Aquí se recogen “algunas” de las reflexiones, revisadas y ampliadas, de una colección de meditaciones que escribí hace pocos años, intituladas En Presencia de Dios, que apuntaban a fortalecer espiritualmente a las familias.

Así como un helado puesto sobre el pavimento de la calle en una tarde calurosa de verano se deshace, lo mismo sucede con la persona humana, que separada de Dios se disuelve. Un ámbito privilegiado para prevenir esta disolución es la familia cristiana, a la que la Iglesia católica denomina iglesia doméstica, en cuanto lugar de culto y catequesis.

La familia como lugar de culto me recuerda el axioma que dice: la familia que reza unida permanece unida. En lo atinente a la catequesis, la familia es el mejor lugar para aprender la Historia de la Salvación y las verdades de nuestra fe. Y la mesa familiar también es el inmejorable sitio para conversar y formarse con serenidad y objetividad analizando las principales corrientes del pensamiento contemporáneo que ponen en jaque a nuestra civilización, especialmente la dictadura del relativismo y su versión más peligrosa, la ideología de género, doctrinas que además de negar rotundamente verdades evidentes, prohíben, amenazan, combaten y penalizan arbitrariamente a quienes desean conocer y predicar en paz la verdad acerca del hombre, el noviazgo, la sexualidad, el matrimonio, la familia y la convivencia social. Ya lo dijo John Senior (y haberlo dicho le costó una investigación judicial): Hoy el nombre del Demonio es “Legión”, y su doctrina el pluralismo.

El autor, Presentación

Puede consultar el índice, leer la presentación completa y las tres primeras reflexiones haciendo clic en la siguiente imagen.