aDIOS Ejercitarse en la via del amor

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“aDios” son catorce estaciones para orar, para determinarse a ir a Dios. Catorce posadas para descansar en el Señor. Catorce idas al desierto del corazón a estar a solas con el “eterno Señor de todas las cosas” que sigue haciendo resonar a lo largo de la historia de la Iglesia su llamada: “¡Vengan a mí! Detrás de mí”. Este Señor quiere y espera ser escuchado y atendido, manifestando su confianza en el hombre, la criatura a la que ama por sí misma, con la que se iguala al encarnarse, con la que quiere hacer la historia compartiéndole el Plan eterno del Padre e invitándolo a realizarlo, sirviendo a la redención del hombre al que quiere consigo en la Gloria.

“aDios” es un ejercicio espiritual de escucha, de toma de la Sagrada Escritura para dejarse tratar por la Palabra que busca dónde hacer asiento y fecundarse. Busca amigos con quienes caminar, en quienes habitar y poderles compartir el secreto de su propia misión cuando por el Padre fue pronunciada y enviada. Por eso serán catorce estaciones con el método de oración de la lectio divina, método que encontrarás brevemente explicado en el primer apartado del texto para luego poderlo ver más detallado al final del libro en el primer anexo.

(Presentación del autor)

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Descripción

INTRODUCCIÓN

Cada uno de los catorce capítulos que te ofrece este libro tiene un mismo esquema que te introducirán en la oración con la Palabra de Dios. Irás haciendo un camino de oración en el vía crucis. Bien pueden ser también catorce horas santas ante el Santísimo Sacramento, para vivir catorce semanas guiadas por la experiencia de la Palabra que, a la vez que te ayudará a profundizar en el misterio de la cruz y del Amor, ira también haciendo su camino en tu vida.

Se inicia cada capítulo con una introducción que ilumina la estación con la que orarás, llamo a ese primer paso “statio” (detenerse). Es el marco en el que invito a hacer esa oración.

Luego aparece indicado el texto del Evangelio que será guía y centro de ese capítulo.

Lee con atención el texto cuantas veces necesites para ir apropiándotelo por la memorización. Recuerda que en la Palabra habita el Espíritu Santo, lo que le da una vitalidad sobrenatural. La Palabra acogida madurará en tu corazón transfigurándolo, en un proceso que será tal vez imperceptible para ti, como lo hace la semilla en el seno de la tierra, pero será un proceso de real asimilación.

La lectura atenta y la memorización son tu principal trabajo en este modo de orar, el fruto al final serás tú mismo, el texto mudará tu desear, tu gustar, tu pensar más profundos hacia las cosas de Dios.

Cada texto ofrecido para la lectio divina va acompañado de unos puntos que te ayudarán a que puedas comprender el texto orándolo en el gran contexto de la divina Revelación escrita y su interpretación en la Tradición viva de la Iglesia.

Usamos el principio de que la Palabra se ora en la lectio divina a la luz de la Palabra misma, por ello encontrarás muchas referencias de citas bíblicas, que, como en una resonancia del texto orado, te permitirán ir profundizando el sentido de ese mismo texto por las vetas que se abren ante tu atención y memorización orante en las otras citas (lectio y meditatio), descubriendo cuántas riquezas entraña la Palabra escrita y cada Palabra, pudiendo sumergirte en toda la revelación por cada uno de sus pasajes, cual hendijas por las que se deja entrever lo divino que irradia su brillo en el alma por la materialidad del texto.

En todo está como protagonista silencioso el Espíritu Santo, quien inspiró al escritor sagrado y ahora lo hace en ti para hacerte verdaderamente orante donde la Palabra dada por el Padre cumpla su cometido, hacerte en verdad su hijo.

Luego llega el momento que ya no te pertenece totalmente, la oratio y la contemplatio son el fruto del encuentro, es lo que florece, lo que brota desde dentro, es la respuesta que provoca en ti el Espíritu Santo a la Palabra ya asimilada. Este proceso, este dar su fruto, no suele ser de fin inmediato, mucho debe saber el orante estar a la puerta, con paciencia y perseverancia, contra la tentación de la inmediatez, de querer ver pronto los frutos.

Recuerda esto que es muy importante, la Palabra dicha por el Padre, que es su Hijo, busca un corazón orante que la acoja, donde el Espíritu Santo pueda actuar, como en una prolongación de la encarnación, y hacer que Ella madure en la santidad de ese orante que permita desplegar y actualizar el poder de su Gracia. Los santos son frutos de la Palabra de Dios oída, guardada y vivida donde el Espíritu Santo pudo lucirse.

Por último, para comenzar este camino, concluyo diciendo que a la lectio divina le corresponde un corazón que tenga una seria vida ascética, una real determinación de renunciarse a sí mismo, cargar la cruz y seguir a Jesús. Determinada determinación a la santidad, a que Dios lo haga todo y como quiera en mí.

Información adicional

Peso 0,29 kg
Dimensiones 21 × 14 × 0,9 cm
Autor

Editorial

Atalaya

ISBN

9789874864413

Páginas

176

Formato

Rustica con solapas

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