Estos cuentos son viejísimos. A mí me los contaron no sé hace cuánto… Pero los cuentos son nuevos cada vez que se los cuenta. Siempre hablan de cosas que pasaron una vez, y vuelven a pasar en este momento. Eso es lo lindo de estos relatos. Jesús mismo contaba cuentos y parábolas. Muchas veces habrá repetido las mismas. Tal vez se las contó la Virgen, su mamá, cuando era chico… Cuando ya fue grande, volvía a pensar en aquellas historias. Le parecían tan valiosas, que al tener que enseñar a los hombres cómo era el corazón de Tata Dios, no encontraba nada mejor que volver a contar esas parábolas, pero de una manera nueva.

Lo que más me gustaría es que cuando ustedes sean grandes y necesiten decir cosas importantes, recuerden estos cuentos y los vuelvan a narrar para los chicos. De esa manera, puede ser que también los grandes alguna vez comprendan.

Mamerto Menapace