La contemplación de las figuras señeras, arquetípicas, ejemplares que instan al alma humana a elevarse, nos obliga a tratar de escudriñar en los valores e ideales que movieron a los héroes y que motivaron a los pueblos.

Los modelos arquetípicos, los santos, los héroes presentados al alma infantil y juvenil contribuyen en esa búsqueda de sentido. La búsqueda de modelos es algo natural en el alma del hombre.

Así este rol que les cabe a los arquetipos en la integración de la personalidad puede compararse con el que desempeñan los héroes en la vida de las naciones cumpliendo una misión integradora de la sociedad, dándole cohesión y grandeza.