El atrevimiento de emprender esta «aproximación», nace de la convicción acerca del interés creciente que se ha despertado por Newman en la Argentina, desde las publicaciones hechas por profesores del Seminario de La Plata, en la década de 1940, luego la dedicación del padre Hugo de Achaval S.J., y últimamente la labor de la Asociación Amigos de Newman en la Argentina, fundada en 1990 con ocasión del centenario de su muerte. El lector hispanohablante descubre en Newman, en cuanto al decir y ver inglés, una riqueza perdida para el católico latino después de la reforma del siglo XVI, y una originalidad intelectual unida a una profunda piedad, que hacen de sus escritos una ayuda incomparable para la fe y la vida cristiana, así como fuente inagotable para la teología actual.

Con esta confianza presento la figura del converso inglés, sin muchos detalles, pero con la intención de reflejar, como el mismo Newman afirmó que debía ser una biografía, «la unidad moral, identidad, crecimiento armónico y personalidad entera del biografiado». En este sentido hay que afirmar, antes que nada, que aproximarse al pensamiento teológico de Newman es hacerlo a su vida, y aún a lo que él mismo dice de ella.

Fernando M. Cavaller

“Vuestra fuerza radica en Dios y en vuestra conciencia; por consiguiente, no está en vuestro número. No está en vuestro número como tampoco en la intriga, los cálculos o la sabiduría mundana… Lo que echo de menos en los católicos es el don de sacar a la luz lo que es su religión… Quiero un laicado no arrogante, no precipitado en el hablar, no aficionado a las discusiones, sino hombres que conozcan su religión, que penetren en ella, que sepan el terreno que pisan, que sepan lo que sostienen y lo que no, que conozcan tan bien su credo que puedan dar razón de él, que sepan bastante historia para poder defenderlo. Quiero un laicado inteligente y bien instruido… Deseo que ampliéis vuestros conocimientos, que cultivéis vuestra razón, que echéis una mirada profunda a la relación entre verdad y verdad, que aprendáis a ver las cosas como son, que comprendáis cómo la fe y la razón se compaginan entre sí, cuáles son las bases y principios del catolicismo y dónde estriban las principales incoherencias y absurdos de la teoría protestante. No tengo ningún miedo de que os volváis peores católicos por familiarizaros con estos temas, siempre que cultivéis un vivo sentido de Dios y tengáis bien presente que vuestras almas han de ser juzgadas y salvadas”.