La tradición monástica no está muerta. Continúa viva en la Iglesia. Esa tradición benedictina, viviente, también se ve a sí misma como una manera de vivir el Evangelio hoy en un llamado monástico. La conexión entre el Evangelio y la Regla es tan fuerte hoy como en la época de Benito. La exégesis moderna aunque corrija el uso de textos y pasajes aislados, no disminuye sino que confirma el empuje evangélico de la Regla. Un monje hoy debe confrontar el Evangelio viviente con la Regla histórica.

Esto es exactamente lo que hace el padre Pedro Alurralde. Su método consiste en tomar la Regla y traducir libremente el texto, evitando que la mente moderna sea turbada por prácticas exegéticas del siglo VI, y permitiendo que aparezca el sabor bíblico. Al final de cada capítulo o sección nos da un breve complemento del texto de Benito con una selección de ideas y pasajes bíblicos que muestran la visión escriturística de Benito y lo hacen más claro y accesible al hombre moderno. El esfuerzo es admirable y muy útil. Es útil, entre otras cosas, para quien quiera llegar al corazón de la visión bíblica de Benito sin tener que pasar por todo el aparato histórico, lo que ocasionaría largos estudios. Es interesante también pensar como un monje del siglo XX ve su vocación monástica a la luz del Evangelio. Nos muestra como la viva tradición monástica no ha abandonado lo básico de la visión bíblica de Benito. El resultado es estimulante y ayudará a muchos monjes en sus intentos de considerar su forma de vida monástica en términos evangélicos.

Este libro no es para leer, sino más bien para reflexionar y meditar. Permanecerá como una importante
contribución a la escasa literatura espiritual monástica de nuestros días.