FÁTIMA. Geografía, historia, teología y profecía
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Descripción
“Sin dejar de lado la descripción de los hechos tal cual se dieron, para una inteligencia más profunda del mensaje nos proponemos desarrollar un esquema que responda a las siguientes preguntas que naturalmente se hace el creyente:
– ¿Por qué se dio esta aparición y este mensaje en este lugar y este tiempo y no en otros?
– ¿De quién viene el mensaje?¿Quién y cómo habló en Fátima?
– ¿Qué se dijo en Fátima?
– ¿Para quién está destinado?” (Introducción)
“‘Y apareció otra señal en el cielo: un gran dragón'(Ap 12,3). Estas palabras de la primera lectura de la Misa nos hacen pensar en la gran lucha que se libra entre el bien y el mal, pudiendo constatar cómo el hombre; al alejarse de Dios, no puede hallar la felicidad, sino que acaba por destruirse a sí mismo. ¡Cuántas víctimas durante el último siglo del segundo milenio! Vienen a la memoria los horrores de las dos guerras mundiales y de otras muchas diversas partes del mundo, los campos de concentración y exterminio, los Gulag, las limpiezas étnicas y las persecuciones, el terrorismo, los secuestros de las personas, la droga y los atentados contra los hijos por nacer y contra la familia.
El mensaje de Fátima es una llamada a la conversión, alertando a la humanidad para que no siga el juego del ‘dragón’, que con su ‘cola’, arrastró un tercio de las estrellas del cielo y las precipitó sobre la tierra. La meta última del hombre es el cielo, su verdadera casa, donde el Padre celestial, con su amor misericordioso, espera a todos. Dios quiere que nadie se pierda; por eso, hace dos mil años, envió a la tierra a su Hijo, ‘a buscar y salvar lo que estaba perdido’ (Lc 19, 10). Él nos ha salvado con su muerte en la cruz; ¡que nadie haga vana esa cruz! Jesús murió y resucitó para ser ‘el primogénito entre muchos hermanos’ (Rm 8, 29). Con su solicitud materna, la santísima Virgen vino aquí, a Fátima, a pedir a los hombres que ‘no ofendieran más a Dios, nuestro Señor, que ya ha sido muy ofendido’. Su dolor de madre la impulsa a hablar; está en juego el destino de sus hijos. Por eso pedía a los pastorcitos: ‘Rezad, rezad mucho y haced sacrificios por los pecadores, pues muchas almas van al infierno porque no hay quien se sacrifique y pida por ellas’.” (San Juan Pablo II, 13 de mayo del 2000) (Contratapa)
Información adicional
Peso | 0,32 kg |
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Dimensiones | 20 × 14 cm |
Autor | |
Editorial | Gladius |
ISBN | 978-987-659-062-2 |
Páginas | 312 |
Formato | Rustica con solapas |