El presente trabajo tiene su origen en una tesis sostenida en el Colegio «Angelicum» de Roma sobre «Los Dones del Espíritu Santo según San Alberto Magno», en 1942. No presentamos el texto completo de aquella tesis, sino el fruto de estudios posteriores realizados en base a aquel original.

La doctrina de San Alberto Magno nos abrió el camino para entender a Santo Tomás. Desde entonces, todo el esfuerzo consagróse, en la medida de lo posible, al estudio de los dones en sí mismos, sin más referencias históricas que las indispensables. Además, la importancia de la cuestión vuelve imposible resistir a la sugestión del estudio especulativo de la misma.

El planteo de Santo Tomás, al igual que el de su egregio maestro, presupone a los dones como hábitos operativos en el desarrollo normal de la vida cristiana. Nuestro trabajo supone esa cuestión como resuelta, y todo su desarrollo lo confirma. Nuestro intento principal ha sido señalar su distinción con las restantes virtudes y su papel como auxiliares de aquellas virtudes, teologales y morales infusas.

No pretendemos haber dicho la última palabra, ni agotar un tema vasto. Pero sí queremos hacer algo útil para tantos hombres de buena voluntad, que desean superar las formas de un cristianismo mundano, y vivir la plenitud del Evangelio de Cristo.

El Retiro, Molinari, 1953

El autor, Prólogo