PREPARACIÓN PARA LA MUERTE
Consideraciones sobre las verdades eternas
Útiles a todos para meditar y a los sacerdotes para predicar

Este libro Preparación para la muerte, ocupa un lugar de honor en la bibliografía de san Alfonso María de Ligorio y durante más de dos siglos y medio ha acompañado a millones de católicos del mundo entero en su camino hacia la eternidad. Su elaboración obedeció a las circunstancias de lugar y del tiempo en que fue escrito.

Cuando escribió esta obra, san Alfonso tenía cerca de sesenta y dos años, y en los que había consumido más de treinta en la ruda y agitada vida de las misiones populares. Su figura señorial y esbelta coronada por el resplandor de sus virtudes y por la magia de su palabra, era familiar entre los barrios pobres más cercanos a Nápoles, donde dejaba profundos surcos de cristianismo en los hogares. Pero desde los primeros pasos de evangelizador del pueblo y de Fundador de los Misioneros del Santísimo Redentor comprendió que, quizá más que convertir las almas, importaba facilitarles la perseverancia en el bien después de las jornadas de cada misión. Para ello pocos medios le parecieron tan ventajosos, en aquel ambiente todavía cristiano, como la meditación cotidiana, entonces ora privadamente en las propias casas, también ora en la iglesia parroquial con asistencia colectiva de los fieles.

Mediante la preparación para la muerte salió airoso del empeño difícil que había asumido al situarse entre los Misioneros y los fieles: los primeros tuvieron a su disposición grandes diálogos metódicamente planeados y desarrollados; los segundos, un cuerpo orgánico de consideraciones que, partiendo de las verdades eternas desenvuelven treinta y seis temas fundamentales en ciento ocho puntos y llevan al cristiano desde la noche de la culpa al umbral del paraíso y al ejercicio de las virtudes necesarias para conseguirlo.

Dos tercios de la obra giran en torno a las llamadas postrimerías del hombre y a las etapas decisivas que señalan su destino final: el valor del tiempo, la brevedad de la vida, el viaje a la eternidad, la vanidad del mundo, la importancia de la salvación, la malicia del pecado, las circunstancias y consecuencias de la muerte, los caracteres de la misericordia divina, el juicio particular y universal, la amenaza del infierno y la eternidad de sus penas…

Quien tenga el ánimo tranquilo y en un ambiente de plegaria para rumiar estas verdades, seguro le despertarán propósitos e inquietudes de verdadera conducta cristiana.